Mito de Dionisos

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Dionisos


La enseñanza de este mito de Dionisos o Dioniso es muy amplia, tiene numerosos matices y significados; es la síntesis de abundantes experiencias. Adentrarse en la figura de Dionisos, de su mito, sus rituales y fiestas es entrar en contacto con esa fuerza vital necesaria para experimentar la liberación y el entusiasmo. Se aborda la catarsis del alma, la purificación del interior en forma de experiencia vital profunda, atravesando el complicado abismo del sufrimiento.


Mito de Dionisos, Baco en la mitología romana

Zeus y Sémele mantenían relaciones amorosas. Zeus, el gobernante del Olimpo, estaba casado con la diosa Hera. Sémele era una mortal, hija de Cadmo, rey de Tebas, y de Harmonía. Hera, al enterarse de este hecho y movida por los celos, decidió castigar a la amante. Se disfrazó de anciana y fue a su encuentro y le dijo que su amante no era el mismo Zeus, que era un engaño, y que si quería asegurarse de ello, debería solicitar una prueba de amor: el presentarse con todo su grandeza, todo su poder, ante ella. Sémele se lo pidió a Zeus, el dios trató de persuadirla de que no hiciera ese pedido, por no fue posible. El altitonante cumplió el con el pedido y ella murió fulminada e incinerada ante una aparición entre rayos y fuego. La princesa tebana, en ese momento, se encontraba embarazada. Zeus, el padre, pudo rescatar al niño del vientre de su madre, pero el tiempo de embarazo no era el necesario. Entonces, cortó su muslo en injertó allí a Dionisos y cosió la herida. Esperó el tiempo adecuado de crecimiento hasta que pudo sacar vivo al niño. Por este motivo Dionisos es conocido como “el nacido dos veces”. El deseo de venganza de Hera no cesó con la muerte de Sémele. Dionisos se enfrentará ante una persecución de la diosa, desde el mismo momento de su nacimiento.
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¿Quién es Dionisos?

Dionisos es el dios del vino, es el dios del teatro, de la energía vital del sexo, de la danza, de la música… También es conocido por ser el dios de la embriaguez que pueden provocar estas experiencias. Esta deidad, con su fuerza vital, somete a los pueblos con su embriaguez y sus ritos. El culto a Dionisos nos avisa de que las limitaciones de la razón humana no puede llegar a la experiencia de lo divino. Dionisos no quiere estar sujeto, subordinado… Busca busca la liberación, el entusiasmo y la felicidad. Esto va a provocar un choque frontal con todo lo establecido: valores, creencias, comportamientos… ¿Qué pretendían los devotos de Dionisos? Ellos querían vivir el éxtasis divino, es decir, la experiencia mística.


¿Quiénes son las bacantes?

Mujeres seguidoras del culto de Dionisos, subían por la noche a las colinas de Tebas (nos cuenta Eurípides en “Bacantes”). Se acompañaban de flautas y timbales para luego danzar. En sus manos llevaban el tirso, su antorcha. Sus cabezas estaban coronadas de hiedra y se vestían con pieles y lana. Se alejaban por unas horas de sus hogares de sus quehaceres, de sus preocupaciones y se preparaban para danzar buscando una experiencia excepcional, liberadora y de unión con su divinidad. Las bacantes comprobaban por experiencia que el baile acumulaba y desplazaba la energía para lograr su experiencia mística. A través de la danza y la música los asistentes embriagados entraban en la “manía”, la locura divina, el éxtasis. Ellos sabían que el estado de embriaguez dionisíaca podía ser inducido por el vino, la música, la danza y el sexo; todo estos componentes eran caminos o apoyos para progresar en la experiencia mística.


El oscuro Dionisos y el luminoso Apolo

Apolo es conocido como el dios de la luz, entre otras cosas. En el mito se habla del oscuro Dionisos y el luminoso Apolo. Para que la experiencia sea integradora, Dionisos y Apolo se necesitan. Lo oscuro necesita a lo luminoso, pero la luz necesita a lo oscuro para dar su luz. Para que Apolo brille necesita la fuerza de Dionisos. A su vez, Dionisos necesita la razón lejana para dar compresión a sus profundidades. Son dos fuerzas opuestas y complementarias, y en su unión la violencia deja paso al acto unitivo. Se superan los bandos y la tensión entre ellos, es la conciliación de los opuestos.
La oscuridad es parte del proceso, como lo es la luminosidad. Todo es experimentación. La dualidad entre la luz y la oscuridad, en las que nos movemos, es un aprendizaje, es parte de lo mismo. La integración de la dualidad es una adaptación creciente.


¿Qué representa la pantera que suele acompañar a Dionisos?

En diversas representaciones, Dionisos aparece acompañado de una pantera, a su lado o montado sobre ella. Esta pantera representa la energía vital, al cabalgar en ella, nos estamos montando en la energía vital.


¿Qué pretendían los devotos de Dionisos con la experiencia de catarsis?

La catarsis es una experiencia purificadora, de liberación y de descargan presiones emocionales. Los devotos de Dionisos en sus prácticas pretendían tener una experiencia de catarsis, de limpieza interior y de éxtasis. Catarsis procede del griego kátharsis, purificación. Cuando la tensión que acumulamos es mayor que su descarga correspondiente, se produce un desequilibrio en nuestro interior que puede desembocar en enfermedades o en actos de violencia. La expresión catártica se puede expresar por diversas vías: el llanto, la risa, el grito, el movimiento físico, la producción artística, la charla de conflictos, etc.


El injerto

Dionisos es hijo de Zeus y de Sémele, es decir, fruto de la unión de un dios y de una mortal. Debido a la muerte de Sémele, cuando estaba embarazada, Zeus tuvo que extraer el cuerpo de Dionisos del interior de la princesa tebana. Posteriormente injertó al dios en su muslo el tiempo suficiente para que pudiera nacer. Por este motivo es conocido como “el nacido dos veces”, también es reconocido por el nombre de “Zeus joven”, Nŷsos (Diónysos) significa joven. En esta parte del mito, perteneciente a la cultura agrícola, aparece reflejado el corte y el injerto de las vides. Se está produciendo un desarrollo agrícola interesante, la conocida semilla comienza a compartir espacio con el injerto.


Dionisos

Orígenes y lugares del culto de Dionisos

Los estudiosos de Dionisos nos dicen que su origen es misterioso y no está claro. Sus raíces no están ligadas a los dioses griegos. Será con el paso del tiempo que Dionisos formará parte de los olímpicos (dioses del panteón griego, que moraban en el monte Olimpo). Tanto el lugar de procedencia, como los orígenes, del culto a Dionisos, en la actualidad, encierran su misterio. Una teoría afirma que se originó en Asia Menor y entró en Grecia posteriormente. Otra conjetura es la de su procedencia micénica por unas tablillas de Lineal B de Pilos, en el Peloponeso. Todavía no se ha dicho la última palabra sobre si la entrada del culto a Grecia fue a través de Creta o, por el contrario por Tracia o Frigia. La equiparación con los dioses olímpicos se produce en un momento más tardío. Ahora bien, la entrada de Dionisos, con su entusiasmo y liberación,  en el mundo griego provocó su mirada recelosa. Es a partir del siglo VI a. C. donde el culto de Dionisos alcanza una gran popularidad en Grecia. Y es al comienzo del siglo V a. C. cuando sus ceremonias fueron aceptadas oficialmente. Sin olvidar que el desarrollo del culto dionisíaco estuvo al margen de la religión griega.


Algunas fechas históricas sobre Dionisos

• En el Museo Arqueológico de Malia (Creta) hay una inscripción de una tabla con el sistema de escritura Lineal B, alrededor del 1.300 a. C, que menciona a Dionisos en esta zona.
• La fiesta dionisíaca de las Antesterias se celebraba antes del 1.000 a. C.
• El poeta griego Homero, nacido en el siglo VIII a. C., hace una pequeña mención a Dionisos en la Ilíada (VI, 128-140) en un episodio con el héroe tracio Licurco.
• Tucidices, historiador y militar nacido en Atenas (460 a. C.), nos habla de que existían fiestas a Dionisos antes de la colonización de Jonia, costa centro-occidental de Anatolia (en Asia Menor). 
• Es a partir del siglo VI a. C. donde el culto de Dionisos alcanza una gran popularidad en Grecia. Al comienzo del siglo V a. C. cuando sus ceremonias fueron aceptadas oficialmente. Ahora bien, el culto dionisíaco  y la religión griega mantuvieron sus distancias.


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